Puente de Montañana.

La localidad de Montañana es espectacular. De origen medieval, conserva en sus calles un aroma a esa época, pero si algo destaca en esta visita es el puente gótico que divide los dos barrios del pueblo, el alto y el bajo.

Circular en btt por los ibones de Piedrafita y Tramacastilla.

Bonita circular para realizar con BTT, en días de primavera o verano en los que no pegue mucho el calor. Hace falta una forma física normal, ya que nos encontraremos con una ruta de unos 30 kilómetros, de los cuales unos 12 son de subida, aunque con una pendiente no excesiva, sobre todo si subimos por el ibón de Piedrafita.

Al entrar en Piedrafita dejamos el auto en el aparcamiento que hay en el pueblo. Cogemos las bicis y empezamos la ascensión por pista asfaltada durante dos kilómetros, hasta llegar al aparcamiento de Lacuniacha, zona muy recomendable en la que podremos ver animales típicamente pirenaicos en su habitad y de manera protegida.

Una vez allí, el asfalto se convierte en pista de tierra, y comenzamos a ascender entre praus y vacas. Las vistas de la estación de esquí de Panticosa son increíbles.

En 6 kilometros desde el pueblo llegamos al ibón de Piedrafita. Pequeño pero muy bonito, con la Peña Telera al fondo. Hay que desviarse unos metros por pista señalizada en todo momento. Suele estar tranquila la zona, e impresiona que casi no ves el ibón hasta que estás justo encima.

Continuamos la pista, ascendiendo, entre vacas y burros, y nos vamos acercando al pie de la sierra. Rodeamos prácticamente todo el circo, y la pista comienza a perder un poco de desnivel y también de calidad.

Pocos kilómetros antes de empezar el descenso nos topamos con un refugio al lado de la pista. Hay que decir que en toda esta zona se practica en invierno esquí de fondo, así que la conservación es importante.

Justo en el momento en que la pista comenzaba a descender, y paramos para abrigarnos un poco, nos encontramos de frente con el tren que hace la misma ruta que nosotros pero en dirección contraria. Más que un tren es un tractor con chimenea como decía un amigo, pero a pesar del polvo que debían tragar, no es mala forma de disfrutar del alucinante paisaje.

A partir de esta momento, todo bajada hasta Tramacastilla, creo que fue un descenso de más de cuarenta minutos. Pero no está de más hacer una pequeña parada para visitar el ibón de Tramacastilla o de las Paúles.

Continuamos el descenso hasta Tramacastilla, y desde aquí, por la pista que pasa por delante del barranco del Gorgol y de la entrada al bosque del Betato, nos llevará hasta la carretera que entra de nuevo en Piedrafita. En total, casi 30 kilómetros y unas dos horas y media de auténtico disfrute en mitad de los Pirineos.

Monasterio de Alaón. Sopeira.

El monasterio de Alaón, se encuetra como medio escondido a los pies de la localidad de Sopeira. En realidad se denomina monasterio de Santa María y San Pedro de Alaón, y está a la orilla del embalse de Sopeira y protegida por la peña al fondo.

Destaca su torre y su portalada. Es el cenobio aragonés más oriental, y pese a su época románica, se encuentra muy bien conservado.

Su localización es a través de la carretera nacional 230, y al llegar a la localidad de Sopeira, entrar y dejar el coche en la primera plazoleta que os encontréis. Después, vale la pena ir andando, recorriendo el pueblo, hasta llegar al monasterio. Impresiona su localización, con la imponente sierra a su espalda.

Esquirgüelo.

En otros países es normal encontrarte con este animal en pleno parque de las grandes ciudades, pero aquí no. Y sin embargo, en mitad de Sabiñánigo, trepando por un pino, una ardilla (esquirgüelo o esquiruelo en aragonés).

Huellas de dinosaurios. Arén.

Las huellas de dinosaurios, o en lenguaje científico, el yacimiento de icnitas, en Arén, se encuentra a la entrada del pueblo, antes de llegar a las pistas polideportivas.

Se comienza en una pista que nos llevaría, si no la dejásemos, a la localidad de Sobrecastell, pero a los pocos metros, una señal nos hace adentrarnos en la ladera de la montaña.

La señal está en la margen derecha del camino, y resulta algo dificultoso encontrarla. A partir de allí el camino, o mejor dicho la senda, circula entre buchos y piedras, y algún pequeño indicador de que vamos por el camino correcto.

Para acceder a las proximidades de las huellas, existen una escaleras de madera, que nos acercan al lugar. Sitio curioso, más para quien les mole esto de los dinosaurios.

Ermita de San Juan. Montañana.

La ermita de San Juan en Montañana es una joya románica de nuestro territorio. El enclave, en la localidad de Montañana, en la Ribagorza, es absolutamente alucinante, y el acceso a ella es muy sencillo. Desde esta ermita se divisa la Iglesia de la Virgen de Baldós y la torre de la cárcel.

Sierra de Sis.

La Sierra de Sis recorre de norte a sur la división entre los ríos Isábena y Noguera Ribagorzana separándoles durante más de 10 kilómetros. Su altura máxima es de 1.790 metros. Es uno de los lugares, creo yo, menos conocidos de la Ribagorza. Según me contó un habitante de la sierra, su denominación "Sis", se debe al número de términos municipales que confluyen en la sierra, que es de seis. En la zona se puede visitar la ermita de dicho nombre, la virgen de Sis. 

Acantilados de Cienfuens. Belsué.

Tomamos la carretera que nos lleva hasta Nocito, dejando a mano derecha el túnel de la Manzanera, y emprendiendo un largo descenso que nos hará dejar el pueblo de Belsué a mano derecha. Continuamos por esa pista asfaltada hasta la chopera de Belsué, lugar en el que casi siempre hay coches con gente disfrutando de un baño en sus pozas. para no molestar.

A pocos cientos de metros, después de haber pasado el desvío a Lúsera, encontramos en el lado derecho del camino una señal verde que nos indica el comienzo de nuestra excursión. lugar donde dejar el coche bien pegado al margen de la carretera para no molestar.

Cruzamos un puente y comienza la senda. Este camino también suele ser transitado por ciclistas en montainbike.

El sendero, en su primera parte, está lleno de sombras. Nos lleva por un lado del pantano de santa María de Belsué, uno de los dos pantanos que visitaremos.

Poco a poco se abren claros y la vista se amplía.

Cuando nos hacercamos a la presa del embalse, se ve en un alto un refugio perteneciente a peña Guara. Si la excursión se hiciera circular, ese sería el punto de inicio de la bajada para regresar por el camino que hemos tomado.

El refugio y la presa debajo.

La presa fue construída en torno a los años treinta, a lo que hay que añadir la dificultad tecnológica con la dificultad del terreno. También es cierto que a causa de esta pantano, los pueblos cercanos, como Santa María de Belsué o Lúsera, fueron abandonados.

Al cruzar de lado, el camino está lleno de túneles en la roca para facilitar el acceso.

 

Y pronto nos encontramos con la cola del siguiente pantano, el embalse de Cienfuens, construido para retener las aguas que salían por el subsuelo de la otra presa.

 

Y enseguida divisamos los acantilados, con una caída espectacular

El camino lo realizaremos a la inversa, y al llegar a nuestro inicio, bien vale una parada y un pequeño baño en alguna de las pozas que encontraremos al lado del puente o en la chopera. Hay que tener cuidado en días de especial calor, y también en otoño invierno por los cazadores.