Por una arreglada escalera, vamos descendiendo por un hermoso barranco que nos lleva, por medio de pasarelas y escaleras, hasta la orilla del río.
Es un paseo sin muchas complicaciones, pero en el que hay que andar con cuidado.
El vertigo no es buen aliado.
La presa es un buen momento apara detenerse y contemplar el paisaje.
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