El camino en sus primeros cien metros tiene muy mala pinta, pero luego se arregla y es fácil de ascender. En una media hora se llega al lugar. Antes hay un desvío que nos acercará a la cueva, poque si no la senda nos llevaría a unos pozos de hielo más arriba.
La cueva se encuentra a nivel del río. Por este lugar hay unos cuantos arroyos, y en todos se divisan pozas y badinas donde poder refrescarse, aunque los accesos se contabilizan como muy escasos y con dificultad.
La cueva tiene una estrecha y larga entrada, y dentro hay varias cavidades más extensas. Las leyendas de la zona son muchas sobre esta cueva, y es lógico, porque el sitio lo merece.
El paraje, muy poco visitado, es de gran belleza, de fácil acceso y con unas vistas, sobre todo en la primavera, espectaculares.
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