Es complicado explicar la sensación de sentirse por una parte cerca del mundo, y a la vez tan lejos. Pero si una palabra puede describir esa sensación es Susín.
Este pequeño pueblo de sobrepuerto, desde donde observas, como pudiendola coger de la mano, a la Tierra de Biescas, y sin embargo te separan unos mil metros de senda desde Oliván y unos tres kilómetros de pista, es una auténtica joya de nuestros montes.
La llegada por la pista nos ofrece una panorámica impresionante con el pueblo al fondo, y su iglesia como estandarte.
Al fondo, contemplamos el valle y varios de los pueblos que lo componen.
Este lugar, se halla en recuperación, y varias de sus casas, se mantienen en pie gracias a la convicción de sus vecinos.
La iglesia, dedicada a santa Eulalia, en Susin, es de estilo románico, y se mantiene en muy buenas condiciones. Imprescindible una visita pausada.
Todo lo relacionado con Susín resulta mágico.
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