Tomamos dirección a La Peña, pero nada más salir del pueblo, cruzamos un pueste sobre "La Garona", nombre que dan al río en el valle (todavía perdura aquí la norma de la lengua aragonesa, en que los ríos son femeninos). Rápidamente la pista que cogemos cominza a empinarse, hasta que se convierte en una senda estrecha y muy empinada.
Esta senda se introduce por un cañón my cerrado y muy boscoso, llamado "La selva" (ni más ni menos que bosque en aragonés, afortunadamente todavía perdura mucha toponimia). La senda zigzagea bastante rato, entre pinos caídos que no soportaron las fuertes nevadas del invierno, hasta que comienza a llanear.
En un momento dado la senda nos lleva a un punto en el que podemos divisar al sur la pradera de Fuenfría, y al norte el embalse de la Peña.
Después de dos horas y media de ascensión, llegamos a la pradera. Importante seguir las indicaciones porque es fácil desorientarse y subir hasta el repetidor. Desde aquí se puede continuar hasta el castillo de Loarre, o se puede animar uno a subir el Puchilibro, o lo más normal, volver por donde hemos venido y acabar la excursión de nuevo en Rasal.
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