A unos kilómetros de Rasal, por la carretera que nos lleva hacia Santa María de la Peña, nos topamos, casi en medio de la carretera, con una pequeña ermita. Por fuera no se reconocería como ermita, a no ser porque aún perdura la pintura que la identifica en la fachada. Y por dentro, si se mira con cuidado por la cerraja, se ve como ya casi no queda teche y se encuentra derruida. Además la hierba empieza a comérsela.
La ermita está dedicada a Nuestra Señora de Omiste, nombre igual que el de la pardina donde se halla. No tiene ningún valor arquitectónico, pero seguro que para las gentes de la bal d'a Garona, sí que lo tenía, al menos el sentimental. Es una pena que estos lugares caigan en el olvido.
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