Pasado el desvío, que desde Sesa nos lleva a Pertusa, a pocos metros del primer pueblo y pasado un pequeño y estrecho puente sobre el río Alcanadre, encontramos el desvío hacia las piedras fecundantes.
Un camino ancho y en buen estado que nos marca con señalizaciones las cuevas de La ratona y la de Casto. La primera se sitúa a poco más de un kilómetro de distancia, mientras que a la segunda hay algo más de cuatro.
La que hoy enseño es la cueva de La Ratona, cueva fecundante, situada en una zona rocosa en medio de un carrascal.
Se nota perfectamente la oquedad de la cueva y hacia donde dirige su orientación. Un buen lugar para visitar y conocer un poco más las tradiciones de nuestros antepasados.
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