Una vez que se ha ascendido a la ermita de la virgen de Ordás, una media hora de continua pendiente, con la que vas ganando altura a medida que asciendes, se toma una senda a la derecha de la ermita, que primero pasa delante de una fuente para seguir hasta el pozo de nieve. Está algo escondido, pero actualmente se encuentra señalizado, afortunadamente. Reconozco que llevo años subiendo a esta ermita, y nunca había visitado este pozo que está a diez minutos de la virgen de Ordás.
En la foto superior se encuentra la explicación de para que servían los pozos de nieve, que se utilizaban como nuestros congeladores o neveras actuales. Es de agradecer la restauración de estos lugares para que la forma de vida de nuestros yayos no se pierda ni se olvide bajo la innovación tecnológica.
Un bonito paseo, y además, es uno de los pozos de nieve que se encuentran con mejor acceso, para que niños y mayores puedan visitarlo.
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