viernes, 23 de mayo de 2014

Esconjuradero. San Vicente de Labuerda.





Esconjuradero de San Vicente de Labuerda con la Peña Montañesa al fondo.
 Los esconjuraderos (del aragonés esconchurar) son un elemento arquitectónico característico de la cultura y tradiciones pirenaicas, con fuerte presencia en el pirineo aragonés. Los esconjuraderos son pequeñas construcciones o templetes que desde el siglo XVI al XVIII se construyeron específicamente para albergar rituales destinados a esconjurar o conjurar tormentas o tronadas, las plagas y otros peligros que amenazaban a las cosechas.
Son de geometría simple y precisa, con arquitectura sobria y fría, escasísimos elementos decorativos y confeccionados con materiales comunes (mampostería, piedra tosca para vanos y cubiertas, losa de piedra o teja árabe). Las paredes pueden alojar vanos de diferentes tamaños, generalmente arco de medio punto. El suelo se unifica con lajas de piedra, ladrillo o cantos rodados, mientras que la cubierta se realiza mediante bóveda esquifada, semiesférica o falsa cúpula.
Suponen una importante muestra y testigo de la cultura pirenaica. La sociedad montañesa atendía los aspectos de la climatología con la misma superstición y prácticas que en otros aspectos de la vida cotidiana. Los esconjurderos configuraban un espacio importante desde el cual el sacerdote y la población invocaba para desviar o deshacer las tormentas o tronadas que pudiesen malograr los campos y cosechas. Es por ello que éstas edificaciones se localicen en puntos donde existe una amplia panorámica del horizonte.
(Fuente: La wikipedia).

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