Desde el Monasterio de San Beturián, por el camino que discurre primera por la ermita de San Antón, y continuando por esa senda, media hora después, nos acerca a la espelunga (cueva en aragonés) de San Beturián. No es un camino complicado, aunque la parte final asciende un poco.
Esta es la piedra de San Beturián, lugar donde dice la leyenda que se sentaba el santo a descansar.
La ermita se encuentra enclavada entre los riscos de la sierra Ferrera, al este de la Peña Montañesa.
La ermita está muy bien arreglada tanto fuera como por dentro.
Y las vistas de la comarca desde allí son impresionantes.
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